Tragos largos y mentiras cortas

Mama Noel tiene un regalo para las chicas que se portaron bien. Por las chimeneas caen certificados de obediencia y buena conducta. Si no estuviera atada a esta silla correría hasta tus piernas para pintarlas de lengua.

martes, enero 15, 2008


¿Cómo escribir cuando mamá
está ahí afuera, leyendo?

El fantasma de la hija que pude ser
me da la espalda.
Ofrezco mi atención
a su forma indispensable
y a cambio recibo indiferencia.

Soy la que fui, la que fuimos,
de las dos una es y la otra espera;
ella espera,
con su carrera universitaria
y su plan de vida
se cree tanto
que mi ventaja de ser la que fui
ya no importa
porque ella, seguro, sería mejor.

Pero yo soy la continua,
la ininterrumpida;

maman de mi
lo mejor
para decir
con bigotes de leche
que lo mejor
no es tan bueno.

Siempre es más fuerte la que no es,
porque no se cansa de estas cosas
que a mi me pasan todo el tiempo
y que a ella no le dejan
ni siquiera el gusto amargo
de un mal recuerdo.

Ya ganó, es cierto.
Firmé la derrota,
adorné con mi nombre
la rendición;
por eso ahora me preocupa,
cuando miro el horizonte,
no ver signos de su festejo.

Yo, por lo menos,
hubiera invitado
a un par de amigas
a tomar algo...

Madre:
madre es dolor,
y el resto es la antesala
del infierno.

2 Comments:

  • At 4:36 p. m., Blogger emd said…

    Me encantó! La derrota sin un festejo de la contraparte, como si perdiéramos dos veces: ni siquiera en la derrota estamos invitados.

     
  • At 3:07 p. m., Anonymous Anónimo said…

    es conmovedor, ahh soy bastante laconico a veces!

    chauchas

     

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