Tragos largos y mentiras cortas

Mama Noel tiene un regalo para las chicas que se portaron bien. Por las chimeneas caen certificados de obediencia y buena conducta. Si no estuviera atada a esta silla correría hasta tus piernas para pintarlas de lengua.

domingo, mayo 27, 2007


Pozo negro del olvido, el ombligo.
No recuerdo más de la mitad de mi vida.
Quiza la zona oscura esconde
algun tipo de explicación
que prefiere ocultarme.
No la juzgo.
Supongo que me incluye
en su exclusión.
No se cuando soy yo.
No se cuando no soy yo.
Carezco de evidencias
respecto de mi capacidad
de ser la misma
dos domingos seguidos.
Tampoco se de antemano
qué momentos serán recuerdo
y cuales dejarán de existir
en la línea de tiempo de mi vida.
Desconozco mucho más
de la mitad de las posibilidades.

Ahora parece que hay una pastilla
anticonceptiva
que anula la menstruación.
Típico producto de la ciencia del hombre
(y digo hombre no para definir la especie
sino para marcar el genero).
Queremos sangrar
y que nuestra sangre sea roja.
La rosa no esconde su color.
La conchita sangra.
Ya la iglesia nos robo el limbo
de nuestros abortos;
ahora la ciencia pretende quitarnos
el coagulo que nos representa.
Mujeres, unios;
levantad protesta contra
aquel que busca lavaros
del pecado sangrante.
Peleamos por la constancia del sacrificio.
La naturaleza era una madre
exigente y judia,
que no dejaba sin abrigo a sus cachorras.

No recuerdo mucho,
pero creo que estuve ahí.
Fue otoño tantas veces...
Dias de sol,
noches frías.
Peligroso llevar mucho abrigo,
arriesgado salir despechugada.
Inocente otoño que da frío y calor,
tímido frente a las consecuencias de su llegada.
Quizá no recuerde haberse manifestado
antes, tantas veces...
A lo mejor sea esta amnesia parcial
un fenomeno colectivo
que afecta todos los niveles de esta fábula
amoral.

Solo espero que el frío
detenga el crecimiento de los invasores.

lunes, mayo 07, 2007


"En las entrañas del pachinko
no hallaron maldad; solo ingenieria."

Hay que dejar
que se acerquen lo mosntruos
para ver sarro en sus colmillos:
todos tenemos amarillo en los dientes,
no hay de que avergonzarse,
somos la famillia que todo perdona
y que siempre invita
a ser menos rencoroso.

La bronca te come el higado.
El circulo del odio
te convierte en canibal
de apetitos autoreferenciales.

La envidia, sin embargo,
genera la ilusion de un mundo
donde otros tienen
la mejor dentadura
y tus dientes,
amarillos por el sarro
que no te ocupaste de sacar
cuando pensabas que el dentista
era el recipiente ideal
de tus desengaños,
relucen y te señalan culpable.

No es tu culpa haber fallado,
pero si que no usaras el accidente
para reconstruir
el plan que te daria
lo mejos de la felicidad.

A veces un viaje es el remedio
contra el mal de ojos.
Ludovica y sus chanchos que chupan tetas
lo recomiendan...


Proximamente:
Ludovica y sus chanchos que chupan mierda.