Ando desincronizada con el tema de los puchos,
y siempre fui muy cuidadosa en ese aspecto.
Pero ahora se hacen las dos y me quedan dos (o tres)
y no soy de las que dicen "Bueno, los hago durar",
no, eso nunca.
Me armo de vuelta y camino las dos cuadras y media
hasta el quiosco de al lado del billar
que atiende una rubia un poquito teñida,
siempre me saluda con efusion,
imagina una hermandad entre las dos,
quiza por lo rubias,
y debo decir que a fuerza de imaginar
la genera, ya somos dos las que sonreimos
cuando nos vemos.
Sin ir mas lejos,
recien le fui a comprar cigarrillos
y me dijo feliz dia.
Ante mi cara de feliz dia de que
agrego del amigo.
Feliz dia, amiga, respondi
y ella concluyo con un:
Amigas de la noche, ¿uno o dos?
Esto por los cigarrillos,
sabe que la respuesta es dos
pero no quiere institucionalizar mi vicio.
Me cuida, me quiere.
Una amiga.